El profesor de la escuela "Robert-Blum-Schule" me dio la oportunidad
de estar en la primera hora como observador. Benni le explicó de
donde eramos y cual era nuestro objetivo. Después Benni nos presentó
a unos amigos, entramos al salón de clase, esperamos un poco hasta
cuando el maestro entrara.
Llegó el maestro, saludó a sus alumnos, les hizo preguntas.
Los jóvenes se miraban tan aburridos de la escuela y yo no los podía
entender ya que no hablamos el mismo idioma. No pueden hacer lo que ellos
quieran, sino lo que dice el maestro. Para opinar tienen que levantar la
mano ordenadamente y esperar que el maestro le diriga la palabra.
En Nicaragua normalmente en los salones de clase somos por lo menos
40 alumnos y la diferencia en Berlín es que en la clase que visité
habían como 18 alumnos. No hay casí ninguna diferencia a
la escuela de aquí y de Nicaragua.